Tanto si se marcha a trabajar en el extranjero durante un año como si va a vivir en la otra punta del mundo durante varios años, muy pronto se encontrará con la necesidad de abrir una cuenta bancaria en su nuevo país de acogida. Para elegir bien, lo mejor es anticiparse a este proceso informándose sobre las especificidades del sistema bancario, las comisiones de determinadas operaciones y sus posibles obligaciones. Descubra nuestros 5 consejos para abrir una cuenta bancaria en el extranjero sin equivocarse.
El funcionamiento del sistema bancario, los productos y medios de pago ofrecidos y la fiabilidad de las entidades pueden variar de un país a otro. Aunque la Unión Europea tiende actualmente a uniformizar los sistemas bancarios de sus Estados miembros, fuera de Europa la legislación varía, a veces considerablemente, de un país a otro.
Su banco en su país de origen puede tener sucursales o alianzas en el extranjero. Averigüe si existe una red en su futuro país de expatriación: esto podría facilitarle la puesta en marcha. También hay bancos que han desarrollado ofertas y servicios especialmente diseñados para satisfacer las necesidades de los clientes expatriados: cuentas en divisas, tarifas preferentes en transferencias internacionales, retirada gratuita de efectivo en cualquier parte del mundo, etc.
Los procedimientos para abrir una cuenta bancaria pueden variar no solo de un país a otro, sino también de una entidad a otra. En la mayoría de los casos, deberá presentar al menos un documento de identidad y un justificante de domicilio. No obstante, pueden exigirse otros documentos, como:
una carta de recomendación de un banco,
un permiso de residencia,
un contrato de trabajo o una carta de su empleador,
una copia de su partida de nacimiento…
Asegúrese de que se va con todos los documentos necesarios. Los bancos se reservan el derecho a negarse a abrir una cuenta, especialmente en determinados casos de estancia breve en el país de acogida.
El coste de las transferencias internacionales puede variar en función del país de destino y de la moneda utilizada. Dentro de la Unión Europea, la transferencia SEPA (Single Euro Payments Area) permite transferir fondos de un Estado miembro a otro al mismo precio que una transferencia nacional.
Fuera de la UE, los precios pueden variar mucho. En la mayoría de los casos, el coste de la transferencia incluye una comisión, así como otra comisión por cambio de divisas proporcional al importe transferido. Tenga en cuenta que, en algunos casos, la institución receptora también puede cobrar una tasa de recepción. Tómese su tiempo para comparar las distintas opciones: por ejemplo, utilizar un corredor de divisas puede permitirle transferir dinero más barato.
Su situación fiscal como expatriado puede tener consecuencias para las cuentas e inversiones que tenga en su país de origen. Algunos productos de ahorro solo están disponibles para residentes. Si se convierte en no residente fiscal, tendrá que declarar este cambio a su banco y puede verse obligado a cerrar inversiones. Si, a pesar de su expatriación, no cambia su situación fiscal, será necesario declarar su cuenta bancaria en el extranjero.